martes, 30 de julio de 2013

En la frontera de la memoria

Por David Rocha 26 de julio del 2013 Con dramaturgia de Laila Ripoll y dirección de Lucero Millán, la noche de ayer pudimos disfrutar de la puesta en escena La Frontera a cargo del Teatro Justo Rufino Garay. La historia es sencilla: un abuelo y su nieto entran en conflicto porque este decide emigrar e ir tras el sueño americano. En escena vemos un círculo, una piscina llena de lodo, donde los dos personajes desarrollarán una cadena de acciones casi acrobática. Es una especie de tablero de Ifá donde se cuenta la historia, el círculo los encierra y delimita, a la vez que evoca la ritualidad negra, africana, pues nieto y abuelo pertenecen a esta cultura. También el círculo representa y simboliza el alambre, la cerca, que el más joven debe atravesar. De este binomio de personajes me surge una tesis, aunque parezca que son personajes distintos y antagónicos, me resultan uno mismo y complementarios. Es decir me parecen que son el mismo hombre viviendo en épocas distintas contando una misma historia. Por otro lado el abuelo resulta el Eggun, muerto, guardián del muchacho y este debe cargarlo a cuestas, pero también podemos deconstruir una metáfora más profunda en la construcción de este binomio: el abuelo materializaría en escena toda la cultura ancestral que lleva consigo aquel que abandona su país, pues la patria la llevamos por dentro. Jhosay Peralta y René Medina interpretan ambos personajes desplegando un manejo corporal preciso y de cierta manera sus movimientos están condicionados por el pequeño espacio circular donde se desplazan y por el lodo sobre el que se mueven, lo que particulariza el gesto y deja en evidencia un constante trabajo del actor. Pienso que el tema de la emigración es simplemente un punto de partida para hablar de otros temas tan humanos y profundos como la identidad y la memoria. La llave que con tanta insistencia el abuelo busca y al final entrega al nieto resulta una sobreviviente a los embates de la historia, guerras, muertes, desastres. La llave es un cúmulo de universos que se concentran en un mismo objeto. Llave que no es más que una puerta al pasado y al futuro. Este es, para mí, el discurso encriptado de La Frontera poder caminar hacia el futuro sin renunciar al pasado que llevamos a cuestas.

Críticas de La Frontera en el marco del XVII Festival Internacional de Teatro, Monólogos, Diálogos y Más... Nicaragua 2013

Una Frontera intensa Por: Inés Izquierdo El Festival continúa cosechando éxitos. Esta vez le tocó al grupo Justo Rufino Garay con la pieza La Frontera, con textos de Laila Ripol y dirección de Lucero Millán. Una representación intensa, donde los actores René Medina y Jossay Peralta conmocionaron al público en una jornada de mucha adrenalina. En un estrecho círculo, lleno de lodo ocurre todo. Medina y Peralta se contorsionan, bailan, saltan, se desintegran, cantan y lloran. El tema de la migración ilegal buscando el sueño americano es la chispa que denota el conflicto entre el joven que quiere marcharse y el lastre poderoso y emocional de su abuelo. René, quien es muy alto, logra verse de todos los tamaños posibles, es como de plastilina, se adhiere al cuerpo de Jossay de todas las formas, es fardo, mochila, capa, báculo. Los actores manejan sus voces y su cuerpo con dominio y tal vez lo único que deben seguir perfeccionando es la sincronía al momento de los bailes, pues Peralta se adelanta en los pasos. Un bravo para los actores del Justo Rufino que dieron una hermosa demostración de talento.

sábado, 13 de julio de 2013

Festival Internacional de Teatro, Monólogos, Diálogos y Más... Nicaragua 2013.

Esté pendiente muy pronto, del 24 AL 31 DE JULIO, la XVII edición del Festival Internacional de Teatro, Monólogos, Diálogos y Más... Nicaragua 2013.
Sala Justo Rufino Garay y Sala Pilar Aguirre del Teatro Nacional Rubén Darío. 7:30 de la noche. Entrada general C$150.00. boletos en taquillas de teatro.
Ecuador, México, Eslovenia, Nicaragua, Costa Rica, España, El Salvador.
Conciertos todas las noches con lo mejores cantautores nicaraguenses en cafetería del Justo.